El colombiano adelantó a los blancos al final, mientras que el ‘8’ colchonero empató casi en el descuento. Partido duro. Cristiano Ronaldo se marchó lesionado en el descanso.
Real Madrid y Atlético dejaron todo para la vuelta en la Supercopa de España tras un primer partido de ida donde ninguno de los dos logró llevarse el gato al agua. Encuentro tenso y bronco, como suelen ser los últimos derbis, los goles sólo llegaron al final del encuentro. Uno de James para los blancos, y el empate de parte de Raúl García, al saque de un córner terroríficamente defendido. Ninguno se lleva la bandera contraria para su búnker. La batalla, en el sentido más amplio de la palabra, sigue viva durante tres días más.
El Atlético marca territorio, el colegiado también. Comenzó el partido con más tensión de la presumible para un 19 de agosto. El Atlético quiso plantar sus credenciales desde el inicio, las que hablan de una férrea defensa al hombre, que no al espacio. Y de ahí que en los primeros diez minutos, su banda izquierda estuviera ya apercibida: Koke Resurrección y Guilherme Siquiera, para ser más exactos. El más claro síntoma de lo que iba a suceder en todo el resto de la primera parte, con un Madrid dándose una y otra vez de morros contra la muralla defensiva cimentada con once rojiblancos tras el balón.
El Real Madrid sin profundidad, el Atlético sin precisión. Toda la primera parte seguiría ese mismo guión, con un equipo blanco con la posesión del balón, pero con nula llegada al área rival. Difícil, sin ningún jugador entre líneas, y con los laterales permanentemente en campo contrario, sin capacidad de sorpresa. Justo como el Atlético hubiera deseado que se desarrollara el partido. De hecho, al descanso se llegó con cero tiros a puerta por parte del Real Madrid, y con las ocasiones más claras para los colchoneros, al contraataque. Sólo les faltó precisión a Mario Mandzukic y Saúl Ñíguez, que propiciaron que Iker Casillas se luciera a varios tiros mansos. Pero las oportunidades de gol sólo tuvieron un color, sea como fuere.
Moyá salva al Atlético en medio de un festival de golpes. Era ya miércoles 20 cuando James Rodríguez debutaría en el Santiago Bernabéu, sustituyendo al descanso a un Cristiano Ronaldo con molestias físicas. Y ya fuera por el cambio –con el colombiano jugando más centrado-, o por la ‘Ancelotina’ en el vestuario, la cuestión es que el Real Madrid salió más incisivo en ataque. Se encontró con un Atlético igual de combativo en defensa, eso sí. Y de ahí los múltiples choques sobre el verde, con especial protagonismo a Sergio Ramos y Mandzukic, reeditando el duelo que ya vivió el de Camas el año pasado con Diego Costa. La diferencia con respecto a la primera parte fue que, a pesar de los encontronazos, esta vez el Real Madrid sí vio puerta. Y si no llega a ser por Miguel Ángel Moyá, el electrónico se hubiera movido para los locales. Pues el meta visitante despejó dos ‘tomahawk’ de Gareth Bale cuando el Bernabéu ya cantaba el gol. En uno, a saque de falta, dejó el rechace franco para Toni Kroos, pero éste mandó el cuero a la nueva grada ‘Minuto 93’, ubicada en el tercer anfiteatro.
Bautizo dorado para James Rodríguez; respuesta contundente de Raúl García. Tal era la tensión sin resolver que se respiraba en el coliseo blanco que, a la media hora de la segunda mitad, Carlo Ancelotti se decantó por sacar a Di María, teóricamente en la rampa de salida del Bernabéu. Pero es que no hay otro agitador igual. Lo sabe el Santiago Bernabéu, por cierto, que no dejó de aclamarle. Y ya fuera casualidad o consecuencia, apenas llevaba el Fideo cuatro minutos en el campo cuando James adelantó a los blancos, remachando una jugada de cien rebotes bien iniciada por Kroos y Carvajal. No estaba muy acertado, pero lo cierto es que no pudo tener un mejor debut en la Casa Blanca. O bueno, pudo haber sido todavía mejor si Raúl García no hubiera marcado el empate en un córner mal defendido a escasos minutos del final. El gol que le daba la igualada a los rojiblancos, que tuvieron la fortuna de que Estrada Fernández no pitó un claro penalti por mano de Mario Suárez dentro del área en el descuento. Lo que hubiera supuesto, al menos, la expulsión del mediocampista. No llegó la pena máxima. Ni en forma de penalti, ni en forma de derrota. Ninguno de los dos equipos claudicó tras el primer envite de esta Supercopa.
Ángel García - Consuegra Guijarro
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