Translate

domingo, 9 de noviembre de 2014

Gareth estorba y Keylor sobra

Ganó el Real Madrid al Rayo Vallecano. Goleó, incluso. Era lo previsible. Por el estilo desenfadado del equipo franjirrojo, y el nivel de forma que ha alcanzado el conjunto merengue. Máxime, cuando el 1-0 llega en el primer cuarto de hora. Sin embargo, si bien el equipo blanco acabó quedándose con la chica protagonista, el guión de la película no fue ni mucho menos el esperado. Con un Real Madrid algo contenido en ataque tras el 1-0, incluso espeso, dejándole la iniciativa al Rayo Vallecano. Sólo Toni Kroos fue capaz de desatascar el quilombo con ese ‘platanito’ para el 3-1. Como los de Beckham, pero rasitos por el pasto. Genial el alemán. Como siempre en la parcela ancha, pero esta vez, además, decisivo en el área contraria. Como Xabi Alonso y Ángel Di María, juntos, vamos.

Los últimos minutos fueron ya propicios para el ataque desatado y desmedido de los blancos. Por un Gareth Bale imponente en la portería contraria (su balance ante el Rayo fue de un gol, un larguero y una falta que casi entra), y por un insistente Cristiano Ronaldo, que no paró hasta que no consiguió su gol. Y a esa bestia es difícil enjaularla en tal situación. 

Sin embargo, es justo decir que, hasta que no llegaron esos goles, el Santiago Bernabéu pasó por momentos de ligera zozobra. Incomprensible, tras doce victorias consecutivas que iban camino de ser trece. No estaba siendo el juego más lustroso de las últimas fechas, cierto. Pero puede que los tiros fueran más por los cambios. No gustan las rotaciones, puede ser. No se entienden, quizás. Y más cuando se trata de una vaca sagrada como Iker Casillas, que lo venía haciendo bien. Y de un Isco Alarcón que va camino de serlo, al menos por el apoyo incondicional que despierta entre el madridismo.

Ha caído bien Keylor Navas. Sin duda. Pero tuvo dos ligeros lapsus, y se dejó escuchar la tan temida melodía de viento por el coliseo merengue. Y qué decir de Isco Alarcón. Saltó a calentar, y ovación. Levantaba una pierna, y ovación. Estiraba la columna, y ovación. Iba a ser sustituido y, cómo no, ovación. El público coreó su nombre. Y todos le señalaron cuando Cristiano marcó su gol, por la asistencia previa. Hay un cariño desmedido por el malagueño. No es amor, es casi obsesión, como decía la canción. Y los extremos nunca son saludables. 

Especialmente, para Carlo Ancelotti y sus compañeros competidores por un puesto, como Gareth Bale o James Rodríguez. Dice el técnico transalpino que Isco puede jugar perfectamente de titular el próximo partido, al no haber jugado éste. Quitándole hierro, vamos. Pero ojo, porque el día que no esté el ‘23’ sobre el césped y, bien el equipo, bien el que le ha ‘quitado’ el puesto, no carburen, lo que hoy son ovaciones para Isco, mañana puede convertirse en un problema de paz social en el Real Madrid. Con lo que tanto gustan de un tiempo a esta parte. Eso sí, afortunadamente para los intereses madridistas, ‘El Pacificador’ ha demostrado tener mano izquierda para eso, y más. Pero no está de más que ponga sus barbas a remojar. Por si acaso.

Ángel García - Consuegra Guijarro

No hay comentarios:

Publicar un comentario